En muchas ocasiones la vida o el destino como guste llamarle nos dan golpes inesperados, alguna piedra que se atraviesa en el camino para estorbar aunque realmente ayuda a crecer y madurar; nadie dijo que vivir fuera fácil. Hay sucesos que nos hacen caer pero lo más importante es saber levantarse.
Se dice que los payasos por su profesión una cara pintada, siempre regalando una sonrisa para los demás y haciendoles olvidar a los otros sus problemas, su estress por algunos minutos; aunque por dentro se encuentren con mucha tristeza pero eso no les debe importar porque el show debe continuar…
Hay que aprender a ser como los payasos, siempre dar una sonrisa aunque tengamos ganas de llorar.
No hay mejor forma de recordar cuando te queda algo material para hacerlo como una fotografía, es trasladarte a ese instante.
Yo confieso que tengo envidia de todos los niños y adolescentes que disfrutan de las nuevas tecnologías como tener una cámara en el celular, la mayoría tienen muy buena resolución o la cámara digital; me da envidia porque me hubiera encantado cuando estaba en el colegio (mis años maravillosos) en esa época solo habían cámaras de rollo cosa no muy agradable porque siempre había un chistoso que terminaba velando el rollo.
El gran problema con esos artefactos era que no sabias si salias bien o mal, era costoso revelar un rollo y el colmo que el rollo estuviera velado y te quedabas sin recuerdos. Bah!
Todos esos momentos que tengo guardados en la cabeza me encantaría ponerlos en papel (jajaja la canción).
Aún conservo mi primera cámara = ) Mi fiel acompañante de aventuras que capto los momentos mas tristes, vergonzosos o alegres.
… Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar…
decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas,
decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución,
decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis,
decidí ver cada noche como un misterio a resolver,
decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos.
Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar, descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui.
Me dejó de importar quién ganara o perdiera; ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien «Amigo».
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, «el amor es una filosofía de vida».
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas…
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad.
Desde aquel día ya no duermo para descansar… ahora simplemente duermo para soñar.
A lo largo de los años la sociedad nos ha hecho creer a las mujeres, que algún día encontraremos al príncipe azul que nos hará feliz para siempre PEROese príncipe la mayoría de las veces no es rubio, ni alto, ni tiene un cuerpo escultural o una sonrisa perfecta.
El príncipe con el que soñamos es un hombre «NORMAL» que trata de hacernos feliz con lo poco que tiene y que se rebusca por darnos lo mejor solo por hacernos sonreír siendo ese su mejor pago. Es aquel que con una simple mirada nos derrite por dentro, es cuando las horas pasan rápidamente y no te aburre, es estar en medio de sus brazos y sentirte segura, protegida; quizás todo lo anterior sea una cursileria pero son los hombres normales los que nos tratan de cumplir la fantasía de un príncipe y convertirla en una realidad.
No nos desgastemos buscando a ese principe de cuento porque NO EXISTE mejor echemos una mirada a nuestro alrededor y es ahi donde se encuentre ese hombre normal tratando de hacernos sentir unas princesas.